Nos hicieron pensar que debíamos ser positivos. Que para que las cosas fueran bien teníamos que afrontar la vida con una sonrisa. Y que el mal humor solo nos llevaría por el camino de la desdicha.
Sin embargo, diversos estudios apuntan a justo lo contrario: en ciertas circunstancias, estar cabreado tiene muchos más beneficios sociales y físicos de los que llegamos a imaginar.
- Si estás cabreado eres más creativo:
En 2009, el investigador Matthijs Baas reunió a varios estudiantes de la Unviersidad de Amsterdam y les dividió en dos grupos. Al primero les pidió que recordaran algo que les enfadara y escribieran un ensayo sobre ello. Al segundo, que se sintieran tristes.
Después de este proceso hicieron un juego para poner a prueba su creatividad. Y, efectivamente, el resultado fue más favorable para el grupo de los malhumorados: aportaron más ideas y. Además, eran más originales y eficaces en el pensamiento no estructurado.
Esto se debe a que cuando la ira se desata se genera una respuesta fisiológica que aumenta la motivación y proporciona valentía para tomar riesgos.
«El enfado realmente prepara al cuerpo para movilizar recursos, te informa de que la situación es mala y te ofrece un impulso energético para ayudarte a salir de ella», concluyó Baas.
El grupo de los malhumorados es el que aportó más ideas, que además fueron más originales y eficaces en los momentos de innovación fortuita
- Contener la ira comporta efectos negativos en la salud:
La ira no solo puede ser una buena aliada si sabemos utilizarla adecuadamente sino que contenerla es perjudicial para la salud. A pesar de que aún se desconocen todas las causas, varios estudios han demostrado que no dejarla fluir puede conducir a la hipertensión arterial crónica.
- Las personas malhumoradas son mejores en ciertas habilidades sociales:
Aparte de beneficios físicos, estar cabreados también tiene efectos positivos en el área social: podemos ser buenos negociadores, mejorar las habilidades del lenguaje, la memoria y también ser más persuasivos.
A dicha evidencia ha llegado Joseph Forgas, que ha estado estudiando cómo las emociones afectan nuestro comportamiento durante casi cuatro décadas: «Los estados de ánimo negativos indican que estamos en una situación nueva y desafiante, ante la cual actuamos a partir de un pensamiento más atento, detallado y observador».
- Las personas alegres son más egoístas:
A pesar de considerar que la felicidad nos hace mejores personas, la realidad es que nos hace menos virtuosos de lo que podríamos ser. Esta realidad se evidenció en otro estudio en el que se pidió a un grupo de voluntarios que sintieran asco, tristeza, enfado, miedo, felicidad, sorpresa o un estado neutral para jugar al «juego del ultimátum».
Ser malhumorados nos hace mejores negociadores, mejorar las habilidades del lenguaje, la memoria y también ser más persuasivos
Éste consistía en dar al primer jugador dinero y preguntarle cómo le gustaría dividirlo con el segundo jugador y, en consecuencia, el otro decidía si aceptaba o no. Si estaban de acuerdo, se dividía cómo propuso el primero, sino ninguno de ellos se llevaba nada.
El juego suele utilizarse como prueba para medir el sentido de la justicia, ya que muestra si esperas que la división sea en partes iguales o si te parece bien que cada persona vele por sus intereses personales.
Pues bien, las personas más negativas fueron los que rechazaron más propuestas, lo cual sugiere que los sentimientos negativos evocan más el sentido de la justicia e igualdad.
A su vez, en una variación del juego llamada «juego del dictador» (en la que el segundo participante no tiene voz ni voto, sino que debe quedarse con la cantidad que decide el primero) se evidenció que los más felices se quedaban cantidades más elevadas que el resto, mientras que los otros eran menos egoístas.
- Ser felices nos hace prestar menos atención a los riesgos:
A pesar de que la felicidad evoca sentimientos positivos, varios estudios han demostrado que reduce nuestra capacidad para identificar amenazas del mundo. De hecho, en tiempos prehistóricos, el positivismo habría dejado a nuestros antepasados vulnerables ante los depredadores y peligros. En la actualidad, nos impide prestar atención a riesgos como el consumo excesivo consumo de alcohol o comida, y nos expone a practicar sexo inseguro.
Los pensamientos positivos impiden prestar atención a riesgos como el consumo excesivo consumo de alcohol, de comida y sexo inseguro
- La felicidad nos hace ingenuos:
La ingenuidad supone no mirar el mundo con ojos críticos. En un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Australia, Forgas y sus compañeros revelaron que las personas que tenían un buen estado de ánimo eran menos capaces de pensar con escepticismo y, por tanto, eran mucho mas crédulos. Por esta razón, eran más susceptibles a creer falsas afirmaciones.
- La satisfacción lleva a la desmotivación:
El que no se siente satisfecho con su vida es el que tiene más probabilidades de alcanzar sus aspiraciones futuras porque tiene el objetivo de cambiar su realidad actual. «La gente que se siente realizada, se relaja y no invierten el esfuerzo necesario para hacer realidad estos sueños», dice Gabriele Oettingen la Universidad de Nueva York.
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