Boney M fue un invento de un avispado productor radicado en Alemania, Frank Farian, el mismo del posterior fraude con Milli Vanilli, y con muy fundadas sospechas, esto también lo fue. El hombre trabajaba para una disquera alemana y en diciembre del ‘74 se le ocurrió un tema que grabó con personal de estudio, o sea, músicos solo para grabar. Pero el experimento se convirtió en éxito y el hombre no tuvo más remedio que darle vida a lo que no existía.
«Baby do you wanna bump» fue el tema que motivó a Farian para que inmediatamente se buscara cuatro antillanos que entonces bregaban por toda Europa, e incluso uno de ellos hizo mutis antes de llegarles la gloria.
Les puso Boney por un personaje de la televisión australiana, vaya usted a saber, y M por los cuatro palos que conforman la letra. Las cosas comenzaron tranquilas, hasta que el 18 de septiembre de 1976 un programa de televisión les colocó un tema en la cima…
De aquí en adelante todo marchó sobre ruedas. La fama en toda Europa fue amplia y recuerdo que la primera vez que fui a Moscú la ciudad estaba llena de pulóveres y bolsos con el nombre ya famoso. En 1978 otro tema subió a las nubes, «Rivers of Babylon»; y a este le siguió otro, que yo diría fue el que les dio el espaldarazo entre nosotros…
Recuerdo “Para bailar”. Diez años después de su lanzamiento, Boney M tenía 150 millones de discos vendidos, de los cuales 15 de oro, pero el secreto bien guardado casi se dispara. El solista Bobby Farell, la sospecha de todos, pretendió convertirse en una diva, aun sabiendo que lo único que aportaba allí era su imagen de gimnasta bailarín.
El que cantaba era el propio Farian. De las muchachas solo dos de ella ponían la voz, pero los cuatro estaban ya cansados porque el productor se llevaba el abrumador por ciento de las ganancias. Había muy poco para ellos.
De estas sorpresas está llena la música, así como el que estos impostores fueron recibidos en su momento por la Reina Isabel de Inglaterra y, algo insólito para la época, por el propio secretario del Partido en la entonces Unión Soviética Leonidas Brezhnev. Ya les hablé del furor que provocaron allí.
A pesar de todo eso, Bobby Farell tuvo que vivir después mucho tiempo de la ayuda social, estuvo preso por intento de homicidio y un día, ya con 61 años, amaneció muerto en un hotel de San Petersburgo. Parece que Rusia nunca lo olvidó.